Bonanzas y Petro-Estados, por Luis Xavier Grisanti

Bonanzas y Petro-Estados, por Luis Xavier Grisanti

Luis Xavier Grisanti.- La profesora Terry Lynn Karl, en su libro La paradoja de la abundancia, bonanzas petroleras y Petro-Estados (1997), rememora su conversación con Juan Pablo Pérez Alfonzo en 1976, cuando escribía su tesis doctoral sobre el impacto de las bonanzas petroleras en el desempeño económico y las trayectorias de desarrollo de los países exportadores. Ya entonces, el fundador de la OPEP le advertía: “míranos a nosotros… estamos en medio de una crisis… nos estamos muriendo de indigestión”.  El visionario caraqueño se adelantaba a su tiempo y definía las dolencias que más tarde se llamarían la Maldición de los recursos y la enfermedad holandesa.

Lynn Karl recuerda una entrevista con el presidente Carlos Andrés Pérez, en 1979, en la cual éste le decía: “algún día ustedes los estadounidenses estarán manejando carros con parafangos hechos a partir de nuestra bauxita, nuestro aluminio y nuestro trabajo. Y nosotros seremos un país desarrollado como ustedes”.

“Pérez Alfonzo probó estar en lo correcto”, afirma la exdirectora del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Stanford, y agrega que menos de una década más tarde, en 1983 (después del Viernes Negro), los sueños del desarrollo se habían truncado: “los países exportadores estaban plagados de cuellos de botellas y rupturas en la producción, fuga de capitales, inflación de dos dígitos y monedas sobrevaluadas”.

La catedrática norteamericana sostiene que la institucionalidad histórica y cultural de los Petro-Estados los hace más proclives a despilfarrar la renta. El estudio de los Petro-Estados atañe más a la sociología política y trasciende las definiciones económicas de la Maldición los recursos y la enfermedad holandesa (ya de suyo nocivos), por lo exorbitante de sus rentas.

Lynn Karl demuestra tres características de los Petro-Estados: 1) la “petrolización” del entorno para la fijación de políticas: por existir altos incentivos de los decisores de políticas públicas para obtener beneficios de las rentas, en detrimento de un desarrollo integral y diversificado; 2) el surgimiento de “intereses creados en el sector privado (buscadores de rentas)” que se convierten en barreras para el cambio en pro del desarrollo; y 3) el “Estado rentístico” como otra barrera al cambio.

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