Antonio Ecarri Bolívar.- La Asamblea Nacional le acaba de ganar de mano al gobierno, al entregarle al pueblo el veredicto de convocar o no la Asamblea Nacional Constituyente, mientras el gobierno pretende realizarla a sus espaldas. Lo va a hacer dos semanas antes de que el gobierno instale, a juro, esa inconstitucional reunión de “maduristas”.
Gerardo Blyde, como avezado jurista, en una ocasión afirmó: “una vez que el pueblo venezolano rechazó mediante referéndum la reforma a la Constitución del 99, ésta se convirtió en la Carta Magna de todo el pueblo venezolano” y tenía razón. Porque cuando fue promulgada se sometió a referéndum y cuando se quiso reformar se hizo lo mismo, entonces, no hay argumentación que convenza a alguien, en su sano juicio, para no hacerlo cuando se pretende derogar. Al convocarse una Constituyente no es para una simple reforma, sino para derogar la vigente y promulgar una nueva.
Chávez siempre sometió al veredicto popular, hay que reconocerlo, la aprobación o reforma de la Constitución Nacional, tal como lo prevé de manera indubitable el texto de la misma. Aunque Escarrá y Maduro, a imitación burda de Vallenilla Lanz y Pérez Jiménez, pretendan buscar subterfugios infructuosos para burlarla. Y hay otros corifeos del “chavismo crítico” – no todos – que, ingenua o intencionalmente, le hacen el juego al gobierno cuando califican como “naif” o “boba” la consulta al pueblo y le otorgan más seriedad a la írrita convocatoria del gobierno. Ésta es una convocatoria política no jurídica para demostrar, una vez más al mundo, dónde está la mayoría del pueblo.
Todo lo que está aconteciendo en Venezuela: la crisis humanitaria, el hambre, el desempleo, la agenda política de protesta y la agenda social, más peligrosa aún, son causa del diseño de una política económica implementada desde el gobierno, totalmente equivocada, a imitación de la cubana cuyo mismísimo gobierno quiere transformar por ineficaz.
En el documento que presentó la Mesa de la Unidad Nacional se resume con claridad meridiana la crisis política y se expone de la siguiente manera: “Nicolás Maduro, en complicidad con una mayoría del Tribunal Supremo de Justicia y del Consejo Nacional Electoral, decidió cerrarnos todas las vías democráticas. Es una evidencia de que tienen el pleno conocimiento de que son incapaces de ganar una elección, ni siquiera con sus ya conocidos abusos del dinero público y el monopolio comunicacional. Así desconocieron la voluntad de más de 14 millones de venezolanos que escogieron a sus representantes a la Asamblea Nacional”.
La situación del gobierno es desesperada e insostenible, pero al hacer el esfuerzo supremo de mantenerse en el poder va a seguir causando llanto, luto y dolor a la familia venezolana. Esa es la razón por la cual veníamos sosteniendo la tesis, que en buena hora aprobó la MUD, de convocar una consulta al pueblo que contraste con la vetusta y regresiva artimaña del gobierno de desconocer el voto universal, directo y secreto.
Esta consulta nos evitará confrontaciones de nuestros muchachos con los matones de la Guardia Nacional y los colectivos armados, pero la protesta comicial será más contundente al convocar masiva, pacífica y constitucionalmente a millones de venezolanos contra la constituyente y en respaldo a la Constitución del 99.
Le hemos pedido al gobierno que, si realmente les queda algún sentido patriótico, suspenda ese proceso inconstitucional y convoque elecciones de gobernadores y alcaldes. Luego de celebrados estos eventos, si creen necesario una reforma o derogatoria constitucional, pues que abra de nuevo el proceso y participamos todos en una Asamblea convocada por el pueblo y allí veremos nacer una nueva Carta Magna que nos represente a todos y encamine a Venezuela por la senda del progreso y del bienestar. Así, toda esta página de llanto y dolor la podríamos pasar, para comenzar a escribir otra historia, de la buena y entre todos. ¡Que sea el Pueblo quien decida…no le teman!