¿Y Ahora México?, por José Antonio Gil Yépes

¿Y Ahora México?, por José Antonio Gil Yépes

José Antonio Gil Yépez.- La elección de Andrés Manuel López Obrador como Presidente de México tiene tres mensajes. El primero, que ni la centro izquierda (PRI) ni la centro derecha (PAN) llenaron las expectativas de las mayorías: AMLO ganó con el 53% de los votos, 30 puntos por encima del siguiente. Esto se debe a que las élites se hacen absurdas cuando no logran ver que su lucha no debería ser entre sí, por cuotas de poder sectoriales, sino unirse para derrotar a su real enemigo, la pobreza. También ayudaron a AMLO las amenzas de Trump sobre el muro y el TLC.

Segundo, el discurso de AMLO después de conocer su triunfo fue muy esperanzador del respeto a la democracia, el pluralismo, la separación de poderes, la propiedad privada, las buenas relaciones con Estados Unidos y el castigo a la corrupción. Sin embargo, aquí recordé el excelente discurso de Hugo Chávez cuando fue electo en 1998; fue tan espectacular que al día siguiente subió el Índice de la Bolsa de Valores de Caracas y bajaron el tipo de cambio y el Índice Riesgo País. Pero pronto cambiaron las cosas, mostrando que los pueblos pueden saber lo que está mal y se lo sacuden. Pero no saben que el remedio puede ser peor que la enfermedad.

El tercer mensaje es que países como México y Brasil, no son Venezuela. Esas diferencias abrigan la esperanza de que AMLO no pueda implantar el modelo de izquierda tradicional que ha proyectado, sino que, como Luis Inacio Lula, opte por respetar la Ley, la separación de poderes, la propiedad privada, los derechos sindicales y el pluralismo en general. Las bases de esa esperanza ya se evidenciaron en Brasil porque los ingresos petroleros son substanciales para su gobierno (y el mexicano), pero, en ambos casos, no alcanzan para financiar el populismo: necesitan que la empresa privada tenga éxito para que los consumidores estén bien. La solidez de la separación de poderes, de los sectores, de la sociedad civil y la descentralización frenan el autoritarismo. Es decir, la institucionalidad pluralista en esos dos países es mucho mayor que la venezolana, por lo que violarla representa una real amenaza a la permanencia en el poder.



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