Ciudadano Dr. Carlos Guillermo Cruz, Presidente de la Academia de Historia, Cap\u00edtulo Carabobo y dem\u00e1s integrantes de la Junta Directiva, honorables individuos de n\u00famero y correspondientes de esta Instituci\u00f3n; etc, etc. Se\u00f1oras y Se\u00f1ores:<\/p>\n
Para un valenciano y carabobe\u00f1o, como yo, resulta un alto honor el que se haya considerado mi nombre para ser miembro correspondiente de esta insigne Instituci\u00f3n. Aunque estimo que la Academia de Historia de Carabobo es m\u00e1s que eso, m\u00e1s que una simple instituci\u00f3n, porque ella misma es historia viva. El hecho de que su sede permanente sea la Casa de la Estrella, lugar donde sesion\u00f3 el Congreso venezolano de 1830, cuando naci\u00f3 Venezuela, confirma esa apreciaci\u00f3n.<\/p>\n
Sentarme a debatir sobre nuestro pasado y presente hist\u00f3rico con los m\u00e1s destacados historiadores de la regi\u00f3n, en ese augusto recinto, va a satisfacer todas mis ambiciones de carabobe\u00f1o, admirador de las gestas heroicas que se celebraron en este estado: la primera y segunda batallas de Carabobo, donde triunfaron los patriotas contra los colonizadores que nos gobernaron por 300 a\u00f1os y donde se sell\u00f3 la independencia, para que nueve a\u00f1os despu\u00e9s se creara, en este mismo espacio geogr\u00e1fico de la patria, nuestra actual Rep\u00fablica de Venezuela son, sin lugar a dudas, hechos hist\u00f3ricos que nos hacen sentir el orgullo de ser carabobe\u00f1os. Y es que como dijera nuestro gran historiador carabobe\u00f1o, Francisco Gonz\u00e1lez Guin\u00e1n- citado por el profesor Luis Succato en su biograf\u00eda- \u201cEl que no ama la regi\u00f3n donde naci\u00f3, reniega de su propia existencia\u201d.<\/p>\n
En estas palabras, de incorporaci\u00f3n a la Academia, creo tener el deber de presentarles algunas ideas que forman parte de mis convicciones sobre las graves distorsiones, que han estado aconteciendo con la gloriosa historia de nuestra naci\u00f3n para abolirla. Por ello he titulado esta intervenci\u00f3n como:<\/p>\n
Viene a cuento, esta afirmaci\u00f3n sobre las distorsiones y manipulaci\u00f3n de la historia, porque en todos los trabajos que relaten los hechos del pasado y presente venezolanos, nuestro principal deber intelectual es desenmascarar a quienes quieren tergiversarla para aviesos prop\u00f3sitos de dominaci\u00f3n. Todo el mito de los h\u00e9roes infalibles, del pensamiento inconmovible del Libertador, su ideario como recetario para resolver todos los problemas presentes, vienen de una tergiversaci\u00f3n de la historia: desde Guzm\u00e1n Blanco hasta nuestros d\u00edas, cuando se ha intentado potenciarlo hasta el paroxismo.<\/p>\n
En relaci\u00f3n a las distorsiones hist\u00f3ricas o, peor a\u00fan, la abolici\u00f3n de la historia ya lo alertaba el historiador\u00a0 venezolano Manuel Caballero, en una de sus \u00faltimas entrevistas concedida:<\/p>\n
\n\u201cUna cosa es adulterar la historia, algo habitual en todos los reg\u00edmenes (y hasta en los individuos) que tratan de maquillarla, de buena o mala fe, para presentarse con un mejor rostro en la posteridad. Y otra cosa es \u00ababolir la historia\u00bb, un prop\u00f3sito muy particular de los reg\u00edmenes totalitarios cuyo fin es dominar no s\u00f3lo el aparato del Estado, sino la sociedad y sus conciencias. Pocas veces hemos visto descrito con m\u00e1s vivos colores la empresa que todo fascismo, todo totalitarismo, todo militarismo, emprende con su pueblo: reducirlo al estado de ni\u00f1ez mental. Acr\u00edticos, sumisos si bien llorones, obedientes al Padre Protector, crueles y despiadados. Sobre todo, como no tienen historia, no tienen por qu\u00e9 recordarla; est\u00e1n entonces, dir\u00eda Santayana, obligados a repetirla. \u00bfSer\u00e1 necesario ejemplarizar c\u00f3mo ese proceso se est\u00e1 dando cada d\u00eda m\u00e1s aceleradamente en Venezuela? No lo creo\u201d.
\n<\/em><\/p>\n<\/blockquote>\nGerm\u00e1n Carrera Damas en su libro La Independencia Cuestionada confirma lo dicho por Caballero:
\n<\/em><\/p>\n\n(\u2026) Se han abierto operaciones contra el pasado colonial, so pretexto de exaltar al contribuyente ind\u00edgena de lo criollo. Mientras eso ocurr\u00eda, el culto a Bol\u00edvar ha sido zarandeado cambi\u00e1ndolo, como nunca antes, de ser un culto del pueblo en un culto para el pueblo; es decir, para amarrar a los venezolanos ideol\u00f3gica y espiritualmente. En tiempos m\u00e1s recientes, se viene lanzando un ataque contra la realizaci\u00f3n que resume la nacionalidad, es decir, la independencia heroicamente conquistada. Para este fin se nos quiere hacer creer que nada significativo ni perdurable produjo, y que, en cambio, venturoso habr\u00eda sido el saldo si, como acaba de decirse en el Teatro Carlos Marx, de La Habana, Sim\u00f3n Bol\u00edvar hubiese vivido lo suficiente para hacerse socialista; y si Antonio Jos\u00e9 de Sucre no hubiese sido asesinado por una CIA primitiva entre cuyos agentes sobresali\u00f3 Francisco de Paula Santander (\u2026) <\/em><\/p>\n
(\u2026) Antonio Guzm\u00e1n Blanco intent\u00f3 hacer de Sim\u00f3n Bol\u00edvar el patrono de su liberalismo autoritario, pero no negando el valor de su obra, sino present\u00e1ndose como realizador de su porci\u00f3n inconclusa. Juan Vicente G\u00f3mez quiso hacer de la gloria de Sim\u00f3n Bol\u00edvar un regulador pol\u00edtico de la sociedad que la volviese d\u00f3cil, pero en medio de una casi enfermiza exaltaci\u00f3n de su figura hist\u00f3rica y de su obra. Eleazar L\u00f3pez Contreras hizo del culto a Bol\u00edvar un asunto de Estado, en el intento de convertirlo en muro de contenci\u00f3n de las ideas disolventes que atentaban contra su obra gloriosa. El naciente r\u00e9gimen democr\u00e1tico se present\u00f3 inicialmente como la segunda independencia: ignorando u olvidando estrat\u00e9gicamente, la ninguna inclinaci\u00f3n democr\u00e1tica de Sim\u00f3n Bol\u00edvar; pero reconoci\u00e9ndole a su obra la m\u00e1s alta significaci\u00f3n. En suma, en todos los casos mencionados no se intent\u00f3 demoler el pasado hist\u00f3rico sino aprovecharlo con la pretensi\u00f3n de continuarlo, completarlo o enmendarlo.<\/em><\/p>\n
Es radicalmente diferente la naturaleza de la conspiraci\u00f3n ideol\u00f3gica que hoy se adelanta. Se trabaja en la demolici\u00f3n de la conciencia hist\u00f3rica del venezolano para volverlo presa de una conspiraci\u00f3n de lavado de cerebro como la practicada, en su m\u00e1s reciente versi\u00f3n, por la dictadura castrista. All\u00ed tambi\u00e9n se comenz\u00f3 por la descalificaci\u00f3n del pasado republicano, y se ha desembocado en un pantano seudo historicista en el que se obliga a chapotear a una sociedad que no solo pareciera no venir de ninguna parte sino que no se la conduce a parte alguna.
\n<\/em><\/p>\n<\/blockquote>\nEn ese camino tortuoso por abolir la historia tambi\u00e9n hay un empe\u00f1o, digno de mejor causa de nuestra historiograf\u00eda, de exaltar a nuestros h\u00e9roes militares en desmedro de los civiles. Don Mariano Pic\u00f3n Salas, aquel gran historiador y pensador del siglo XX venezolano, \u00a0nos explica el valor que tuvo el acompa\u00f1amiento militar en la gesta de la independencia, pero sin desconocer a los h\u00e9roes civiles. Oigamos:<\/p>\n
\nPero en el drama de voluntad y energ\u00eda triunfante en que culmin\u00f3, mucho m\u00e1s all\u00e1 de Caracas, la Independencia venezolana, Bol\u00edvar estuvo acompa\u00f1ado por toda una legi\u00f3n de libertadores. De Miranda a Sucre, pasando por P\u00e1ez, Urdaneta, Anzo\u00e1tegui, Mari\u00f1o, Berm\u00fadez, \u00a1qu\u00e9 variedad de tipos y temperamentos! Los historiadores de nuestro Romanticismo, para entender su acci\u00f3n, los comparan con los h\u00e9roes de la mitolog\u00eda y de las epopeyas cl\u00e1sicas y medievales. Si, como en el cuadro de Tovar y Tovar, Miranda ya es el viejo N\u00e9stor de la Independencia, precursor, padre y consejero de una idea que ha de pagar con cautiverio y la muerte, P\u00e1ez parece, alternativamente, el H\u00e9rcules y el Aquiles, as\u00ed como Sucre el Rolando o el Caballero sin tacha. En duros versos de canci\u00f3n de gesta. (\u2026) Y tambi\u00e9n los h\u00e9roes civiles, aquellos con quienes quiso Bol\u00edvar edificar la utop\u00eda de su \u201cPoder Moral\u201d. De Sanz y Roscio a Gual, pasando por Palacio Fajardo, Revenga o Francisco Javier Yanes, el movimiento de Independencia inspirar\u00e1 a estos hombres de gran sosiego que en medio del fragor de la guerra ayudan a crear relaciones exteriores, la hacienda, la administraci\u00f3n y las leyes de las Rep\u00fablicas que estaban naciendo. Algunos mueren con tanta nobleza y pundonor como Miguel Jos\u00e9 Sanz en el desastre de Urica.
\n<\/em><\/p>\n<\/blockquote>\nAll\u00e1 don Mariano con sus exagerados ditirambos sobre nuestros l\u00edderes emancipadores, pues ha sido inveterado criterio de nuestros historiadores llevar al Olimpo y comparar a esos hombres magn\u00edficos, pero hombres al fin y al cabo, como h\u00e9roes mitol\u00f3gicos. Sin embargo, lo traemos en nuestro auxilio para relievar que Pic\u00f3n Salas, tambi\u00e9n reconoce las figuras se\u00f1eras de nuestros l\u00edderes civiles. Si bien los primeros nos dieron independencia, los otros nos legaron instituciones lo que no es poca cosa como para ignorarlos, convertirlos en simples subordinados de los primeros y, cuando no calumniados, para exaltar a\u00fan m\u00e1s si se puede la heroicidad militar.<\/p>\n
Por eso es pertinente denunciar esa manipulaci\u00f3n hist\u00f3rica que termina por hacer caricaturas de nuestros h\u00e9roes civiles e incluso de Jos\u00e9 Antonio P\u00e1ez, siendo militar, solo con el avieso prop\u00f3sito de presentar a los venezolanos como anti bolivarianos y a los neogranadinos en posici\u00f3n contraria, cuando las cosas ocurrieron de manera diferente a esa historia totalmente desfigurada.<\/p>\n
El profesor y Doctor en Historia: Napol\u00e9on Franceschi Gonz\u00e1lez, en su estudio El Culto a los H\u00e9roes y la Formaci\u00f3n de la Naci\u00f3n venezolana, al formular su hip\u00f3tesis de investigaci\u00f3n, hace una afirmaci\u00f3n que compartimos:<\/p>\n
\nEntendiendo que es necesario enunciar esa proposici\u00f3n que sirve de \u201chilo conductor para organizar las investigaciones\u201d, seg\u00fan George Lefebvre, sostenemos que el culto a los h\u00e9roes realizado en la Venezuela del siglo XIX (y que pueden estudiarse a trav\u00e9s de los innumerables textos hist\u00f3rico-literarios y de las ceremonias y conmemoraciones debidamente documentadas) fue uno de los m\u00e1s importantes factores que coadyuvaron a la consolidaci\u00f3n de la naci\u00f3n venezolana, que se abri\u00f3 paso como nuevo Estado nacional, en Hispanoam\u00e9rica, despu\u00e9s de haber culminado las guerras de independencia y el proceso de separaci\u00f3n de Colombia en 1830. Tal culto heroico fue un importante suced\u00e1neo hist\u00f3rico\u00a0 para quienes dirigieron la naci\u00f3n y en el cual pretendieron echar un manto de olvido al pasado colonial hispano, al per\u00edodo gran colombiano y al car\u00e1cter de guerra civil que tuvo el proceso emancipador, as\u00ed como enfrentar un presente lleno de carencias en t\u00e9rminos econ\u00f3mico-sociales.
\n<\/em><\/p>\n<\/blockquote>\nCiertamente echar un manto de olvido a nuestro pasado colonial tambi\u00e9n es otro desprop\u00f3sito anti hist\u00f3rico, pues para algunos parece que nuestra historia nace con la independencia, como si nuestros libertadores hubiesen aparecido por generaci\u00f3n espont\u00e1nea y no lo que realmente fueron: herederos ab intestato de nuestros primeros pobladores, pero no menos hijos de nuestros conquistadores. Buena parte de nuestra historiograf\u00eda se basa en la \u201cleyenda negra\u201d de un pasado m\u00e1s oscuro a\u00fan, si cabe, que precedi\u00f3 a la era luminosa de la independencia. <\/em><\/p>\n
Entonces, m\u00e1s bien, deber\u00edamos seguir el consejo de uno de nuestros pensadores patrio, Mario Brice\u00f1o Iragorri, quien con su po\u00e9tica prosa y en bella s\u00edntesis nos quiere advertir cu\u00e1l es nuestro deber frente a la Colonia:<\/p>\n
\n(\u2026) Convertir nuestros ojos, no a los desalmados salteadores sin coraz\u00f3n y sin progenie, sino a las expediciones que, cubiertas de regios mandatos, vinieron a correr la tierra y a fundar en ella las futuras ciudades. Ellos traen la espada que destruye y tambi\u00e9n la balanza de la justicia: con el tesorero viene el predicador; con el f\u00e9rreo soldado, la so\u00f1adora castellana; con el verdugo, el poeta y el cronista. Viene el hogar nuevo, la familia que ser\u00e1 ra\u00edz de frondoso \u00e1rbol. Los indios los acechan desde los montes cercanos a la desierta playa. Es de noche y el frugal refrigerio reclama el calor de la lumbre: para evitar el retardo de los frotes del pedernal, un marinero corre a la vecina carabela y de ella trae, cual Prometeo marino, el fuego que arde e ilumina. Ya, como en un rito v\u00e9dico, Agni impera en la nueva tierra y un canto de esperanza hinche el coraz\u00f3n de los hombres extra\u00f1os, hechos al dolor y a la aventura. Y aquel fuego casi sagrado que caldear\u00e1 durante siglos el hogar de los colonos y alumbrar\u00e1 las vigilias de la Patria nueva, ha venido de Espa\u00f1a, en los fondos de los barcos, por el camino de los cisnes, como los normandos llamaban al mar.<\/em><\/p>\n<\/blockquote>\n
Mucho m\u00e1s adelante concluye Brice\u00f1o como colof\u00f3n a lo antes dicho:<\/p>\n
\nLa mejor generaci\u00f3n de la Rep\u00fablica ven\u00eda de atr\u00e1s, de las \u201ctinieblas\u201d coloniales, y si ella se present\u00f3 en el plano del tiempo portando en la robusta diestra antorcha refulgente, necesario es proclamar que no fue noche aquel calumniado per\u00edodo, y que los actores que sobre empinado coturno representaron en el teatro de la Historia la escena perdurable de nuestra Independencia pol\u00edtica, ni eran movidos por hilos de farsa, ni repet\u00edan l\u00e1nguidos dictados de apuntador, sino discurso de viril contextura aprendido en la severas aulas coloniales. Y aunque lo quieran los historialistas rom\u00e1nticos, al pie de sus efigies ser\u00eda impropia la s\u00e1tira de Horacio:<\/em><\/p>\n
\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 \u2026os mueven cual sus figuras<\/em><\/p>\n
\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 \u00a0mueven los titiriteros. <\/em><\/p>\n<\/blockquote>\n
Tambi\u00e9n creemos que ese pasado ha sido distorsionado, al tergiversar muchas de las realizaciones y gestas heroicas, que a\u00fan siendo de relieve e importancia continental \u2013sobre todo la lucha independentista de Bol\u00edvar por toda la Am\u00e9rica del Sur- no era necesario disminuir a los pr\u00f3ceres civiles para aumentar el valor y la importancia de los militares. Creemos que las criticas demoledoras de nuestros historiadores dirigidas hacia hombres como Miguel Pe\u00f1a, por ejemplo, han sido exageradas y desconsideradas, todo como una manera de exaltar a\u00fan m\u00e1s, si cabe, la figura de Bol\u00edvar que nunca necesit\u00f3 de estos alabarderos para brillar con luz propia en la historia hispanoamericana.<\/p>\n
Recordemos, de nuevo, a Brice\u00f1o Iragorri con su fina pluma:<\/p>\n
\nHemos vivido de la Historia en una necrofagia intoxicante. Hemos cre\u00eddo que los h\u00e9roes de la guerra magna lo hicieron todo por nosotros y que con la gloria que ellos ganaron para nuestros anales tenemos de sobra para cubrir la desnudez de nuestros actos presentes. De nuestra Historia humana hemos hecho una especie de Historia Sagrada, cuyas figuras intentamos invocar en nuestro auxilio cada vez que queremos disculparnos ante el mundo. Patriotismo falso y encleque que a la postre desvirt\u00faa el propio sentido ejemplar y presente de la Historia\u201d. <\/em><\/p>\n
Hemos olvidado, casi por completo, a nuestro procerato c\u00edvico. Mientras exaltamos a los h\u00e9roes militares, muchos de los cuales merecen loas por sus sacrificios por toda la naci\u00f3n, como Bol\u00edvar, Sucre o Urdaneta; no hay derecho, sin embargo, que olvidemos a Miguel Pe\u00f1a, como tampoco a Andr\u00e9s Bello, Jos\u00e9 Mar\u00eda Vargas, Miguel Jos\u00e9 Sanz, Crist\u00f3bal Mendoza, Antonio Nicol\u00e1s Brice\u00f1o, Francisco Javier Y\u00e1nez, Ram\u00f3n Ignacio M\u00e9ndez, Felipe Ferm\u00edn Pa\u00fal, Juan Germ\u00e1n Roscio, Jos\u00e9 Rafael Revenga, Fernando Pe\u00f1alver, Andr\u00e9s Narvarte y, tantos otros, que nos legaron aquellas instituciones republicanas que, a\u00fan hoy, nos defienden contra aspiraciones totalitarias o de pensamiento \u00fanico.\u00a0\u00a0 <\/em><\/p>\n<\/blockquote>\n
Sin duda hubo militares notables y ejemplares, como son los casos de Sim\u00f3n Bol\u00edvar y\u00a0 el General Rafael Urdaneta, pues al decir de R\u00f3mulo Betancourt, en su significativa obra, Hombres y Villanos, sobre Bol\u00edvar:<\/p>\n
\n(\u2026) \u00bfQu\u00e9 esfuerzo hemos realizado los venezolanos para hacerle comprender al mundo que en Sim\u00f3n Bol\u00edvar tuvo la revoluci\u00f3n democr\u00e1tica el m\u00e1s esclarecido de sus conductores y la Am\u00e9rica h\u00edbrida su m\u00e1s lograda realizaci\u00f3n humana? Muy poco hemos hecho, por no decir nada. Los historiadores profesantes del farise\u00edsmo bolivariano no han ido m\u00e1s all\u00e1 de la mediocre y amazacotada acumulaci\u00f3n de ditirambos, de fechas, de anecd\u00f3ticas narraciones. Pero no han sido capaces de ahondar en la psicolog\u00eda del venezolano impar, ni mucho menos de enjuiciar la obra de Bol\u00edvar en funci\u00f3n del medio social y del momento hist\u00f3rico en que le correspondi\u00f3 actuar. Sim\u00f3n Bol\u00edvar, a\u00fan cuando esta afirmaci\u00f3n le escueza a ciertos \u201cbolivarianos\u201d, es un genio en espera de su bi\u00f3grafo. <\/em><\/p>\n<\/blockquote>\n
Ahora Betancourt se refiere al general Urdaneta:<\/p>\n
\nDigna de ser esculpida a golpe de buril sobre material noble, es la representaci\u00f3n que el 16 de octubre de 1839, elev\u00f3 hasta el Presidente de la Rep\u00fablica el pr\u00f3cer Rafael Urdaneta, General en Jefe del Ej\u00e9rcito Nacional y Secretario para ese momento del Despacho de Guerra y Marina. En ese documento el h\u00e9roe solicita de la patria \u201cuna pensi\u00f3n de inv\u00e1lido\u201d. Ya en la declinaci\u00f3n de su vida, apagada casi la luz de los ojos, temblorosa de senectud la mano que empu\u00f1\u00f3 firmemente la espada de los libertadores, se encuentra \u201csin m\u00e1s riqueza que la honra\u201d. Y apela entonces no a la munificencia de los hombres de gobierno con los dineros p\u00fablicos, sino que decorosa, admirablemente, se acoge a la disposici\u00f3n legal que pensiona a los militares que se encuentran \u201cen la imposibilidad de procurar la subsistencia\u201d. En las escuelas venezolanas debiera ser esta p\u00e1gina gloriosa de obligada lectura diaria, para que quedara plasmada en la memoria de las promociones futuras del pa\u00eds. En los despachos ministeriales, en las oficinas p\u00fablicas, debiera exhibirse en forma permanente, en letras relievadas, una hoja mural contentiva del admirable documento. Porque la mejor obra de Rafael Urdaneta, la de mayor vigencia y actualidad, no fue la que compil\u00f3 en las jornadas heroicas de la guerra, ni en el ejercicio de funciones administrativas en la Venezuela liberada. Lo imperecedero de su vida de hombre p\u00fablico es esa honradez preclara, con que se comportaba siempre y que lo condujo, en el declinar de su existencia, a no disponer de \u201cm\u00e1s riqueza que la honra\u201d. <\/em><\/p>\n<\/blockquote>\n
Con esta referencia de Betancourt, hemos querido dejar constancia de nuestro\u00a0 reconocimiento a la\u00a0 existencia de h\u00e9roes militares cuya conducta debe ser destacada, eso es indudable, pero de all\u00ed a idolatrarlos y ni siquiera\u00a0 reconocer errores en toda su existencia ser\u00eda, indudablemente, un desprop\u00f3sito en que ha incurrido buena parte de la historiograf\u00eda nacional.<\/p>\n
Tambi\u00e9n se pronuncia, c\u00f3mo no, contra la adoraci\u00f3n exagerada de la figura de nuestro Libertador, Jos\u00e9 Rafael Pocaterra en su magn\u00edfica obra Memorias de un venezolano de la Decadencia, cuando critica el af\u00e1n de algunos intelectuales de deshumanizar a Sim\u00f3n Bol\u00edvar. Oigamos al escritor valenciano:\u00a0 <\/em><\/p>\n
\nParece ser que la generalidad de los letrados, de mi pa\u00eds, no sabe rendir la discreta admiraci\u00f3n que dentro del sentido de las proporciones destaca las egregias figuras por encima de la vulgaridad fatal a que les condena la acci\u00f3n… Sacan de su base la estatua, la ponen a danzar en una mesa de procesi\u00f3n de aldea, con coronas barrocas, pronuncian discursos y dispa\u00adran fuegos artificiales. La aguda iron\u00eda que inspiro\u0301 la carta del Liberta\u00addor a Olmedo despu\u00e9s del \u201cCanto a Jun\u00edn\u201d dij\u00e9rase que present\u00eda esta desaforada verborrea en que le iban a traer de aqu\u00ed\u0301 para all\u00e1\u0301, con la espada de Boyac\u00e1\u0301 convertida en matraca y los laureles de Carabobo en casta\u00f1uelas por entre el rumor de pezu\u00f1as, de este reba\u00f1o inmundo, para estar haciendo grandes frases sonoras, ayer a Guzm\u00e1n de levita y guantes, hoy a Castro de liquilique y peinilla.<\/em><\/p>\n
Si alguien dudara de la grandeza aut\u00e9ntica del Libertador, bastar\u00eda a convencerle la indiferencia con que se yergue a trav\u00e9s de las edades; la misma del \u00c1vila abuelo, embozado en la niebla m\u00e1s alta y bajo las m\u00e1s excelsas constelaciones, mientras van por su falda, camino del cortijo, las recuas del tr\u00e1fago diario…<\/em><\/p>\n
Bol\u00edvar es tan grande que ha logrado permanecer inaccesible a los desacatos miserables que cometen sus criaturas, desde Caracas hasta el Desaguadero.<\/em><\/p>\n<\/blockquote>\n
Tiene raz\u00f3n Pocaterra, es que el mism\u00edsimo Libertador aborrec\u00eda esos ditirambos que se utilizaban, incluso desde su \u00e9poca, para exaltar indebidamente a los h\u00e9roes de nuestra gesta independentista. En efecto, vamos a ver lo que le dec\u00eda Bol\u00edvar a Jos\u00e9 Joaqu\u00edn Olmedo, con la m\u00e1s fina iron\u00eda, desde el Cuzco el 27 de junio de 1825, para reconvenir con delicadeza a su amigo, quien lo elogiaba en demas\u00eda a \u00e9l y a los dem\u00e1s compa\u00f1eros de gesta del Libertador, en poema \u00e9pico, todo lo cual corrobora lo afirmado por Pocaterra:<\/p>\n
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Se\u00f1or Jos\u00e9 Joaqu\u00edn Olmedo.<\/em><\/p>\n
\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Querido amigo:<\/em><\/p>\n
Hace muy pocos d\u00edas que recib\u00ed en el camino dos cartas de usted y un poema: las cartas son de un pol\u00edtico y un poeta, pero el poema es de un Apolo. Todos los calores de la zona t\u00f3rrida, todos los fuegos de Jun\u00edn y Ayacucho, todos los rayos del Padre de Manco Capac, no han producido jam\u00e1s una inflamaci\u00f3n m\u00e1s intensa en la mente de un mortal. Vd. dispara\u2026donde no se ha disparado un tiro; Vd. abrasa la tierra con las ascuas del eje y de las ruedas de un carro de Aquiles que no rod\u00f3 jam\u00e1s en Jun\u00edn; Vd. se hace due\u00f1o de todos los personajes: de m\u00ed, forma un Jupiter; de Sucre un Marte; de La Mar un Agamen\u00f3n y un Menelao de C\u00f3rdoba, un Aquiles de Necochea, un Patroclo y un Ayax; de Miller un Diomedes, y de Lara un Ulises. Todos tenemos nuestra sombra divina o heroica que nos cubre con sus alas de protecci\u00f3n como \u00e1ngeles guardianes. Vd. nos hace a su modo po\u00e9tico y fant\u00e1stico; y para continuar en el pa\u00eds de la poes\u00eda, la ficci\u00f3n y la f\u00e1bula, Vd. nos eleva con su deidad mentirosa, como el \u00e1guila de J\u00fapiter levant\u00f3 a los cielos a la tortuga para dejarla caer sobre una roca que le rompiese sus miembros rastreros: Vd. pues nos ha sublimado tanto que nos ha precipitado al abismo de la nada, cubriendo con inmensidad de luces el p\u00e1lido resplandor de nuestras opacas virtudes. As\u00ed, amigo m\u00edo, Vd. nos ha pulverizado con los rayos de su J\u00fapiter, con la espada de su Marte, con el cetro de su Agamen\u00f3n, con la lanza de su Aquiles, y con la sabidur\u00eda de su Ulises. Si yo no fuese tan bueno y Vd. no fuese tan poeta, me avanzar\u00eda a creer que Vd. hab\u00eda querido hacer una parodia de la Il\u00edada con los h\u00e9roes de nuestra pobre farsa. Mas no, no lo creo, Vd. es poeta y sabe bien, como Bonaparte, que de lo heroico a lo rid\u00edculo no hay m\u00e1s que un paso, y que Manolo y el Cid son hermanos, aunque hijos de distintos padres. Un americano leer\u00e1 el poema de Vd. como un canto de Homero; y un espa\u00f1ol lo leer\u00e1 como un canto del \u201cFacistol\u201d de Boileau* (\u2026).<\/em><\/p>\n<\/blockquote>\n
Valga el par\u00e9ntesis para explicarles que el tal Nicol\u00e1s Boileau, al que se refiere Bol\u00edvar era uno de los m\u00e1s famosos poetas franceses del siglo XVII, cuyo poema sat\u00edrico Facistol se hizo famoso por la manera de ridiculizar a los actores pol\u00edticos de su tiempo.<\/p>\n
Pues bien, esta carta del Libertador es demostrativa de ingenio, cultura, modestia y la revelaci\u00f3n de una humildad que lo hac\u00eda refractario a la adulancia. Todo lo dicho a su dilecto amigo, a quien apreciaba de veras, lo describe con una donosura y sutileza que tambi\u00e9n habla del terror que le ten\u00eda Bol\u00edvar a perder el sentido del rid\u00edculo.<\/p>\n
Se\u00f1ores acad\u00e9micos, se\u00f1oras y se\u00f1ores, me permito informarles que en los pr\u00f3ximos d\u00edas voy a tener la dicha de presentar a la consideraci\u00f3n de los lectores, de todos ustedes, un trabajo que titulo Miguel Pe\u00f1a y La Cosiata. Relectura de una controversia hist\u00f3rica.<\/p>\n
All\u00ed planteo, como lo dice su t\u00edtulo, una relectura de un tema que ha venido siendo distorsionado por las razones ya expuestas, de manipulaci\u00f3n de nuestro pasado hist\u00f3rico. Hablo, entonces, de La Cosiata y los problemas reales, que no imaginarios, que se presentaron entre las augustas y contradictorias personalidades de Sim\u00f3n Bol\u00edvar, Jos\u00e9 Antonio P\u00e1ez, Miguel Pe\u00f1a y las relaciones entre ellos y Francisco de Paula Santander, a prop\u00f3sito de la Gran Colombia y la separaci\u00f3n definitiva de aquella gran Naci\u00f3n.<\/p>\n
All\u00ed no vamos a incurrir, en el mismo error que criticamos a los bi\u00f3grafos de nuestros h\u00e9roes, quienes no les encuentran defectos convirti\u00e9ndoles en deidades que nunca fueron, porque al ser\u00a0 seres humanos, obviamente, les est\u00e1 vedado cualquier consideraci\u00f3n celestial. Sin embargo, tampoco debemos imaginar que los errores cometidos por ellos, pocos o muchos, deben servir de condena absoluta y sin apelaci\u00f3n posible, porque estos criterios nuestros, en el siglo XXI, distan mucho de ser objetivos cuando se trata de estudiar actitudes de las costumbres de nuestros antepasados de hace m\u00e1s de dos siglos, muchas de cuyas conductas debemos disculpar como lo hacemos con nuestros propios defectos.<\/p>\n
Como mejor lo dice, es ese otro historiador de prestigio que es Don Augusto Mijares, en su obra El Libertador Sim\u00f3n Bol\u00edvar. Historia General de Am\u00e9rica, al afirmar:<\/p>\n
\nHoy se pide a los bi\u00f3grafos con impertinente frecuencia que deben humanizar a sus h\u00e9roes; pero humanizarlos no debe ser solamente estar al acecho de sus debilidades o errores, sino tambi\u00e9n disculparlos con los mismos argumentos que son v\u00e1lidos para los dem\u00e1s hombres. Todos pretendemos que nuestros actos, si son \u201cexplicables\u201d, se consideren l\u00edcitos y disculpables. \u00bfPor qu\u00e9 no juzgar con el mismo criterio humano a los grandes hombres, y considerar que ellos tambi\u00e9n pueden proceder por los arrebatos de confusi\u00f3n, c\u00f3lera, temor o precipitaci\u00f3n que hacen a los otros hombres irresponsables? <\/em><\/p>\n<\/blockquote>\n
Es tambi\u00e9n pertinente lo dicho, sobre la innecesaria idealizaci\u00f3n de nuestros h\u00e9roes, por el historiador colombiano Laureano G\u00f3mez, quien afirma con donosura en su obra El Mito de Santander, lo siguiente:<\/p>\n
\nHonrar a los padres y fundadores de la patria es obligaci\u00f3n de los pueblos. Quienes la olvidan se envilecen. M\u00e1s para que el homenaje sea educativo y moralizador, debe hacerse con discernimiento. Pero sus errores y faltas no se justifican por su condici\u00f3n procera, ni resultan absueltos por el simple correr de los a\u00f1os\u2026Solo la vida de los santos pueden presentarse a la admiraci\u00f3n de los j\u00f3venes. <\/em><\/p>\n<\/blockquote>\n
Nuestra aspiraci\u00f3n, en ese trabajo y en mis pr\u00f3ximas actividades dentro de esta augusta Academia de la Historia del estado Carabobo, es reivindicar la verdadera historia de las relaciones entre Miguel Pe\u00f1a y Sim\u00f3n Bol\u00edvar, tambi\u00e9n las de P\u00e1ez y Santander, para desmentir la perversa matriz de opini\u00f3n, por falsa, de que la divisi\u00f3n de la Gran Colombia fue una especie de maniobra siniestra y\u00a0 de baja estofa, urdida por Pe\u00f1a con la ayuda de Jos\u00e9 Antonio P\u00e1ez o viceversa desde Valencia.<\/p>\n
Los documentos que transcribiremos hablar\u00e1n por nosotros. Y lo har\u00e1n porque la vida de los hombres p\u00fablicos cambia como cambian sus posiciones de poder, como una noria; y un caso emblem\u00e1tico nos lo narra magistralmente el Dr. Adolfo Blonval L\u00f3pez en su obra P\u00e1ez de Guerrillero a Magistrado y Legislador, y lo que ocurri\u00f3 en el transcurso de la vida pol\u00edtica del h\u00e9roe llanero:<\/p>\n
\nDos decretos y una resoluci\u00f3n van a ser esclarecedores: el 14 de Mayo de 1836\u00a0 proclaman al General Jos\u00e9 Antonio P\u00e1ez como Ciudadano Esclarecido. El segundo, de 25 de marzo de 1850, lo declara traidor y lo expulsa perpetuamente del territorio de la Rep\u00fablica; y la tercera, de 15 de julio de 1858, \u201cabroga y condena como inicuos todos los actos p\u00fablicos que desde el a\u00f1o 1848 han tenido por objeto despojar al general Jos\u00e9 Antonio P\u00e1ez, de sus grados, t\u00edtulos y condecoraciones y mancillar su merecida fama\u201d. Tres actos del mismo pueblo, representado por su misma gente: el Congreso Nacional y la Convenci\u00f3n Nacional.
\n<\/em><\/p>\n<\/blockquote>\nAs\u00ed es la pol\u00edtica, as\u00ed es Venezuela.\u00a0\u00a0\u00a0 <\/em><\/p>\n
En ese trabajo a que me refiero y que presentar\u00e9 a ustedes, el lector pudiera desorientarse ante las diversas y complejas situaciones que se narran, pero a pesar de la variedad de asuntos hay hilos conductores que permiten reencontrar el camino, entre ellos: las relaciones entre Sim\u00f3n Bol\u00edvar y Miguel Pe\u00f1a desde 1811 hasta la muerte del primero de ellos; las vinculaciones de Jos\u00e9 Antonio P\u00e1ez con los dos pr\u00f3ceres anteriormente mencionados y con su rival pol\u00edtico Francisco de Paula Santander; los hechos que comenzaron a agrietar las relaciones entre venezolanos y neogranadinos: desde el juicio al Coronel Leonardo Infante y la consecuente suspensi\u00f3n de Miguel Pe\u00f1a como Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Gran Colombia, por su vertical conducta frente a ese hecho, hasta el intento de procesar en Bogot\u00e1 a Jos\u00e9 Antonio P\u00e1ez y la reacci\u00f3n venezolana conocida como La Cosiata. Este movimiento protestatario ser\u00e1 desarrollado y comentado, en extenso, por su trascendencia e influencia (no determinante) en la separaci\u00f3n posterior de la Gran Colombia. Finalmente, se concluye con la definitiva constituci\u00f3n\u00a0 de Venezuela como naci\u00f3n soberana y la determinante, ahora s\u00ed, participaci\u00f3n de Jos\u00e9 Antonio P\u00e1ez y Miguel Pe\u00f1a en la nueva Rep\u00fablica independiente. Toda una manera de ponernos en sinton\u00eda con todos aquellos historiadores que aspiran luchar contra la distorsi\u00f3n y abolici\u00f3n de nuestra historia.<\/p>\n
No debo finalizar estas palabras, de incorporaci\u00f3n a esta Academia sin recordar a mis inolvidables maestros de historia elemental que sembraron en m\u00ed mente, infantil y juvenil, el amor por esta noble actividad humana: mi padre, Antonio Ecarri Suhr, quien conoc\u00eda tanto nuestra historia que me narraba la Batalla de Carabobo, all\u00e1, en el mismo sitio de la confrontaci\u00f3n y me indicaba con certeza d\u00f3nde se encontraba Bol\u00edvar dirigiendo la lucha, la disposici\u00f3n de los batallones en sus respectivas posiciones, el famoso grito de pie en tierra de la Legi\u00f3n Brit\u00e1nica, la incursi\u00f3n de P\u00e1ez por la Pica de la Mona y dem\u00e1s detalles de esa gesta, con una emoci\u00f3n como si hubiese participado en ella. Tambi\u00e9n mi agradecimiento a los insignes profesores Ra\u00fal Villarroel y Alfonso Betancourt, quienes en el Liceo me ense\u00f1aron a estudiarla de manera objetiva y cr\u00edtica, sin colocar a nuestros h\u00e9roes en nichos celestiales, sino en todo el esplendor de su hermos\u00edsima humanidad contradictoria, como debe ser. De ellos aprend\u00ed el amor por nuestra ciencia, a ellos debo gratitud eterna.<\/p>\n
Ahora bien, se\u00f1ores acad\u00e9micos, si con la decisi\u00f3n de ustedes de incorporarme a esta ilustre instituci\u00f3n, colaboro en algo y en la medida de mis fuerzas, con ese loable prop\u00f3sito de no permitir la abolici\u00f3n ni la distorsi\u00f3n de nuestra verdadera Historia, no quedaremos, ni ustedes ni yo, en deuda insoluta con los padres fundadores, militares y civiles, de nuestra nacionalidad, de nuestra vida republicana y de nuestra democracia hoy amenazada. Dios mediante.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"
Ciudadano Dr. Carlos Guillermo Cruz, Presidente de la Academia de Historia, Cap\u00edtulo Carabobo y dem\u00e1s integrantes de la Junta Directiva, honorables individuos de n\u00famero y correspondientes de esta Instituci\u00f3n; etc, etc. Se\u00f1oras y Se\u00f1ores: Para un valenciano y carabobe\u00f1o, como yo, resulta un alto honor el que se haya considerado mi nombre para ser miembro correspondiente de esta insigne Instituci\u00f3n. Aunque estimo que la Academia de Historia de Carabobo es m\u00e1s que eso, m\u00e1s que una simple instituci\u00f3n, porque ella misma es historia viva. El hecho de que su sede permanente sea la Casa de la Estrella, lugar donde sesion\u00f3 el Congreso venezolano de 1830, cuando naci\u00f3 Venezuela, confirma esa apreciaci\u00f3n. Sentarme a debatir sobre nuestro pasado y presente hist\u00f3rico con los m\u00e1s destacados historiadores de la regi\u00f3n, en ese augusto recinto, va a satisfacer todas mis ambiciones de carabobe\u00f1o, admirador de las gestas heroicas que se celebraron en este…<\/p>\n