Rob\u00edn Hood, el bandido generoso de las viejas baladas inglesas cuyo prestigio ha llegado hasta nuestros d\u00edas, robaba a los ricos para socorrer a los pobres como consecuencia de la idea muy precisa que tenia de la realidad econ\u00f3mica en su tiempo. La riqueza en el siglo XII consist\u00eda esencialmente en la posesi\u00f3n de tierras de labranza y en la de monedas de oro y plata acu\u00f1adas. Ambas eran escasas y estaban en pocas manos. La inmensa mayor\u00eda de la poblaci\u00f3n era de campesinos incorporados a la tierra por derecho feudal, que llevaban una vida miserable y que, por consecuencia de cualquiera mala cosecha, perec\u00edan por centenares. Las monedas de oro y plata estaban en los arcones de hierro de los se\u00f1ores feudales o en las huchas de los usureros, y eran pocas, escasas y caras.
\nEra un tiempo de econom\u00eda agr\u00edcola primitiva y est\u00e1tica, en que a\u00f1o tras a\u00f1o la riqueza aumentaba muy poco y, pr\u00e1cticamente, la \u00fanica manera de adquirirla era arrebat\u00e1ndola por la violencia a otro, bien fuera por la guerra feudal o la haza\u00f1a del bandido.<\/p>\n
No pod\u00eda remediar Rob\u00edn Hood el terrible problema social de su tiempo pero lograba mitigarlo transitoria y localmente en algunos casos, distribuyendo entre los pobres parte del bot\u00edn de sus rapi\u00f1as, con lo que aliviaba, por lo menos temporalmente la miseria de algunos.<\/p>\n
En el tiempo corrido desde el siglo XII hasta hoy, no solo la realidad econ\u00f3mica sino el concepto mismo de la riqueza ha cambiado de un modo tan radical y completo que no podr\u00eda entenderlo Rob\u00edn Hood con las nociones de su tiempo. La riqueza dejo de ser est\u00e1tica y se hizo din\u00e1mica y creciente, dejo de consistir en cosas y monedas y paso a convertirse en capacidad de producir y en las formas crecientes y complejas del mercado. La fortuna de los ricos de hoy rara vez consiste en tierras, y mucho menos en monedas de oro acumuladas, sino en fluctuantes ringleras de cifras que las computadoras manipulan y alteran a cada segundo y que corresponden a una noci\u00f3n fluida y din\u00e1mica de la creaci\u00f3n continua de poder adquisitivo por medio de la actividad de los agentes econ\u00f3micos.<\/p>\n
El primero que observo esto fue un compatriota de Rob\u00edn Hood: Adam Smith, a fines del siglo XVII, que el cambiante panorama econ\u00f3mico de la Inglaterra de su \u00e9poca, se dio cuenta de que la riqueza de una naci\u00f3n es el volumen de bienes y servicios que produce anualmente con su trabajo.<\/p>\n
La Inglaterra de hoy se parece muy poco a la del siglo XII y la riqueza no est\u00e1 en manos de unos cuantos se\u00f1ores feudales sino en las de una muchedumbre de empresas an\u00f3nimas, en las que participan como accionistas y como trabajadores millones de personas. Esto hace que el problema de hoy no consista, como en tiempos del bandolero legendario, en quitarle a los pocos que tienen para darle algo a algunos de los muchos que no tienen sino, al contrario, en lograr que, con el trabajo de todos, la productividad de todos, la cooperaci\u00f3n de todos, se produzca cada d\u00eda mayor numero de bienes y servicios para aumentar el nivel de bienestar general. Esto no significa que los que tienen mas no deban contribuir m\u00e1s, puesto que cada quien debe contribuir al gasto p\u00fablico y al bienestar social en proporci\u00f3n a su nivel econ\u00f3mico.<\/p>\n
Lo que resulta inadmisible, absurdo y contrario al inter\u00e9s general es que haya sectores pol\u00edticos que sigan planteando hoy el problema de la riqueza y la pobreza en los t\u00e9rminos en los que lo hac\u00eda Rob\u00edn Hood y lleguen a creer que la \u00fanica manera de mejorar el nivel de vida de los menos favorecidos es quit\u00e1ndole parte de su riqueza a los m\u00e1s favorecidos para distribu\u00edrsela generosamente. Esta es una visi\u00f3n totalmente contraria a la realidad econ\u00f3mica del mundo de hoy, que est\u00e1 en la base misma del gran fracaso econ\u00f3mico y social en que han incurrido los pa\u00edses de la Europa Oriental y del Tercer Mundo.<\/p>\n
El problema real que est\u00e1 planteado a los gobiernos de hoy no consiste en hallar una manera mejor de distribuir una riqueza existente, que evidentemente, muchas veces esta escandalosamente mal distribuida, sino en hallar, por medio de la educaci\u00f3n, de la preparaci\u00f3n para el trabajo y el estimulo a la actividad creadora, la manera de distribuir mejor entre todas las clases sociales la capacidad de producir riqueza.<\/p>\n
El bien que Rob\u00edn Hood hacia a los pobres era forzosamente limitado y transitorio. En cambio, la incorporaci\u00f3n de grandes sectores sociales a una econom\u00eda productiva constituye un progreso real y permanente que beneficia a todos.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"
Rob\u00edn Hood, el bandido generoso de las viejas baladas inglesas cuyo prestigio ha llegado hasta nuestros d\u00edas, robaba a los ricos para socorrer a los pobres como consecuencia de la idea muy precisa que tenia de la realidad econ\u00f3mica en su tiempo. La riqueza en el siglo XII consist\u00eda esencialmente en la posesi\u00f3n de tierras de labranza y en la de monedas de oro y plata acu\u00f1adas. Ambas eran escasas y estaban en pocas manos. La inmensa mayor\u00eda de la poblaci\u00f3n era de campesinos incorporados a la tierra por derecho feudal, que llevaban una vida miserable y que, por consecuencia de cualquiera mala cosecha, perec\u00edan por centenares. Las monedas de oro y plata estaban en los arcones de hierro de los se\u00f1ores feudales o en las huchas de los usureros, y eran pocas, escasas y caras. Era un tiempo de econom\u00eda agr\u00edcola primitiva y est\u00e1tica, en que a\u00f1o tras a\u00f1o…<\/p>\n