Antonio Ecarri Bol\u00edvar<\/strong><\/a>.- En muchas ocasiones los gobernantes se rodean de adulantes que los llevan, con sus zalemas, a alejarse tanto de la realidad que cometen los desatinos m\u00e1s inimaginables. Cuando Maduro, en medio de una terrible crisis sin precedentes en la historia de Venezuela, en vez de abrir los caminos del di\u00e1logo accediendo a las peticiones m\u00e1s elementales que le ha formulado la oposici\u00f3n, cuando la calle est\u00e1 al rojo vivo debido al incremento de la protesta popular por sus desaciertos econ\u00f3micos y pol\u00edticos, hete aqu\u00ed que lanza, m\u00e1s bien, un bid\u00f3n de gasolina al fuego encendido para avivarlo.<\/p>\n En efecto, el Presidente de la Rep\u00fablica, en vez de abrir los caminos democr\u00e1ticos de la consulta popular para resolver la crisis, convoca \u2013 sin potestad para ello y salt\u00e1ndose a la torera todas las previsiones constitucionales- una Asamblea Nacional Constituyente corporativa, sectaria y grupal que m\u00e1s bien parece la convocatoria a un Congreso del alica\u00eddo partido socialista unido de Venezuela.<\/p>\n Cuando uno ve estos desatinos de un gobernante que se aleja de la realidad a un extremo como el alcanzado por Nicol\u00e1s Maduro, le viene a la mente uno de los pasajes m\u00e1s lamentables de la historia de Francia. Ciertamente, algo similar le aconteci\u00f3 a la famos\u00edsima Reina Mar\u00eda Antonieta consorte del Rey Luis XVI, cuando comenz\u00f3 en ese gran pa\u00eds, precisamente, un proceso constituyente que acab\u00f3 con la monarqu\u00eda para dar paso a la Revoluci\u00f3n m\u00e1s importante de la historia.<\/p>\n Cuenta la leyenda que a pocos d\u00edas de la revoluci\u00f3n, Mar\u00eda Antonieta es interpelada en forma urgente por uno de sus asesores (un Escarr\u00e1 cualquiera), quien en forma desesperada le dice: \u201cSu Majestad, el pueblo grita: queremos pan, queremos pan, se est\u00e1 poniendo violento, descontrolado y no s\u00e9 qu\u00e9 decirles\u201d. Mar\u00eda Antonieta, totalmente ida de la realidad- por culpa de sus adl\u00e1teres- contesta: \u201cDile al pueblo, pueblo m\u00edo que a falta de pan, buenas son las tortas\u201d ya que Mar\u00eda Antonieta no entend\u00eda con esta frase que el pueblo se estaba muriendo de hambre, sino que en su concepto, enajenado de la realidad de la sociedad donde viv\u00eda, pensaba que no necesitaban comer para sobrevivir, sino un consejo para adornar una mesa de comida. Esa respuesta la interpret\u00f3 el pueblo franc\u00e9s como un agravio tan relevante que d\u00edas despu\u00e9s ese pueblo se levant\u00f3 y termin\u00f3 por decapitar, primero a su marido y luego a ella misma.<\/p>\n El relato de la triste historia, de la bella austr\u00edaca, viene a cuento cuando observamos el desatino del Decreto de Maduro, convocando una Asamblea Nacional Constituyente sin consultarle al pueblo que es el depositario de la soberan\u00eda y es quien debe determinar si \u00a0convoca o no una Asamblea para cambiar su Carta fundamental de ciudadan\u00eda. Tal como lo prev\u00e9n con claridad meridiana los art\u00edculos 347 y 348 constitucional. El Presidente, as\u00ed como la Asamblea Nacional, los Alcaldes y el 15% de los electores solo tienen la capacidad de la iniciativa, m\u00e1s no la de convocar que solo puede hacerlo el pueblo a trav\u00e9s de un Referendo Consultivo. Adem\u00e1s los art\u00edculos 2, 62 y 63 ejusdem, tambi\u00e9n echan por tierra la pretensa convocatoria a una Asamblea corporativa semejante a las de Hitler o Mussolini, al consagrar el derecho del pueblo a ser consultado de manera libre, universal, directa y secreta a trav\u00e9s del sufragio y no por sectores seleccionados caprichosamente.<\/p>\n