Se siente la esperanza, por Alexis Aponte

Se siente la esperanza, por Alexis Aponte

Alexis Aponte.- Las crisis traen consigo oportunidades de todo género. Permiten develar todo lo que conforma al ser humano.

Desde las conductas primitivas hasta comportamientos divinos y sublimes. Por eso las guerras son  la suma de todas aquellas individualidades espantosas y también lo más excelso que un ser humano pueda reflejar.

En este conflicto que vivimos, hemos visto y  presenciado   comportamientos de ciertos organismos de seguridad del estado en conductas reprochables, que van no solamente en los excesos, premeditación y alevosía en el ejercicio de la represión, sino también abusos a mujeres, ancianos, robos de dinero, teléfonos, prendas y cualquier cosa de valor. Eso es bochornoso, más aún, en aquellos que tienen como función la seguridad ciudadana.

Sin embargo, no todo es negativo en  esta Venezuela del año 2017. En una sociedad que se caracterizaba por lo superfluo, lo ligero e individualista, se siente una percepción que ante la escasez de comida, de medicinas, de ausencia de algunos servicios como agua, electricidad, seguridad, las personas han recurrido a la fraternidad  para poder mitigar las necesidades humanas y compartir lo poco que se tiene o lo poco logrado.

Las iglesias, gremios, asociaciones de vecinos, comunas, organizaciones no gubernamentales, estudiantes, profesionales, empresas y empresarios, han tomado iniciativas de solidaridad que van desde hacer “ollas de comidas solidarias” en los barrios, hasta el compartir los medicamentos y los bienes escasos de nuestra canasta familiar.

Las manifestaciones han permitido que surja una fibra de misericordia, expresada en múltiples ejemplos como todo ese personal de médicos y paramédicos, que arriesgando su vida prestan el auxilio requerido (el auxilio es para todo aquel que lo requiera, sea de uno u otro bando) en especial para aquellos heridos o afectados por la represión.

La solidaridad expresada por mucha gente cuando acude al llamado de los sitios de socorro, que necesitan de los implementos médicos para atender emergencias. Se ha presenciado manifestantes que comparten el agua y algo de comida con los agentes de seguridad, porque ellos también son víctimas de toda una situación de escasez. Personas que llevan comida y ropas  a personas en situación de exclusión y que viven en cloacas y a orillas del rio Guaire.

Por las redes sociales se puede palpar no solamente la  escasez de medicinas, sino también como responden  cuando se solicita para un paciente en emergencia. Nadie pregunta a qué partido pertenece. Es un ser humano que requiere ayuda. La solidaridad del venezolano, ha emergido y está a flor de piel, no solamente en Venezuela, sino toda esa legión de compatriotas que envían medicinas y comida a través de diversos medios, generalmente haciendo un gran esfuerzo en sus finanzas personales, pero compartiendo con familiares y amigos.

Empresas que han asumido lo costoso de algunas operaciones quirúrgicas, que por ser de alto riesgo los empleados no pueden pagarla y si tienen pólizas no les cubre la totalidad. Esto está rompiendo el paradigma económico  que no todo es la tasa de ganancia o la utilidad esperada. Estamos viendo empresarios con sensibilidad social sin descuidar el objetivo de su negocio.

Debemos y tenemos que ser optimistas. Estamos presenciando un recomponer humano que se expresa en la solidaridad, el apoyo social, el compartir lo bueno y lo malo, el protegernos uno al otro, en dejar de lado la indiferencia y la apatía. Tenemos que trabajar más aun la intolerancia, la inercia y la eficiencia, pero se ha comenzado y no debemos de parar en tener una mejor sociedad. No perder el foco, activarnos para modelar a través de la conducta,   no perder  la Fe y la Fuerza para abrazar un mejor país. Los jóvenes sin distingos de ningún tipo están dando el ejemplo.

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